La luz (solar) es muy importante para el funcionamiento normal del organismo. Por ejemplo, contribuye a la síntesis de vitamina D en el organismo y puede influir positivamente en la depresión.
Asclepio e Hipócrates ya señalaron el poder curativo del sol para diversas enfermedades de la piel, entre otras.
A finales del siglo XIX, el noruego Niels Ryberg Finsen inició experimentos médicos con luz. En 1890, trató con éxito la tuberculosis cutánea (lupus vulgaris) tanto con luz solar concentrada como con una lámpara UV de arco de carbono. A partir de entonces, la fototerapia fue utilizada con entusiasmo por los médicos y Finsen recibió el Premio Nobel en 1903.
La fototerapia Bioptron tiene un campo de aplicación muy amplio.